lunes, 18 de octubre de 2010

PARADIGMAS EMERGENTES (ENSAYO)


 


ARTICULO ARBITRABLE
 SOBRE LOS
PARADIGMAS EMERGENTES

Por:
NERIO RAMIREZ ALMARZA

Maracaibo, Julio de 2008



RESUMEN
Los paradigmas científicos han constituido a lo largo de la historia, la fuente fundamental explicativa por parte de la ciencia de los fenómenos y hechos que surgen por el constante devenir de las transformaciones y cambios sobre las contradicciones de la conducta humana.
            El mundo se caracteriza por la globalización en el que los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son recíprocamente interdependientes, lo que conlleva a una necesaria perspectiva más amplia  (holística y ecológica) que nos aporte una nueva visión de la realidad, no tan reduccionista sino un paradigma, es decir, una transformación fundamental de nuestro modo de pensar, percibir y valorar, puesto que la sociedad del presente siglo, avanza cada día con la premura del desarrollo intelectual y científico; desarrollo que no solo traerá cambios significativos en los modos de vida y pensamientos, sino también porque el conocimiento y la información van adquiriendo el rango de propulsor de todo  tipo de progreso. Este progreso en el accionar característico de toda sociedad es influyente significativa y progresivamente en el prisma científico tradicional ya que éste impera desde el siglo XVIII con el Iluminismo.
Con el paso de la historia la ciencia se adueño del génesis y desarrollo del conocimiento formal y de allí surgieron los paradigmas y los cuales se plantearon como alternativas de investigación en todos los campos del saber humano.
Desde este particular los principios de incertidumbre, de exclusión y el de complementariedad son logros que ayudaran a la formación del llamado paradigma emegente, el cual es la guía de  la interpretación de las interpretaciones y la explicación de las explicaciones.
INTRODUCCIÓN
            Este ensayo ofrece una rápida panorámica de la emergencia de un nuevo paradigma integral como resultado de la progresiva ruptura de los viejos sistemas positivistas y sus percepciones atomistas del mundo. Gracias a la contribución de la física cuántica, las matemáticas y la química que fueron causa de coyuntura en la época de una ciencia moderna, fue posible la adquisición de un estilo distinto de concebir al mundo acompañado de los procesos complejos que lo caracterizan, aportando sobre todo en el campo de las ciencias sociales métodos adaptados de manera particular para el desarrollo en su campo de estudio.
Hemos pasado de estudiar a la naturaleza humana desde el ojal de la puerta, a la apertura de la misma; posibilitando así una super-visión cósmica de interrelaciones hilvanadas con absoluta complejidad entre aquellas disciplinas donde aspirábamos explicar aisladamente los fenómenos que suscitaban nuestro interés.  Es asombroso experimentar el sin limites que propulsan estos nuevos paradigmas, ya que  al profundizar en los estratos científicos  de ciertos campos, es imposible no conseguirse con una conexión transdisciplinaria que nos teletransporta a otros lugares de razonamiento universal.

         


PARADIGMAS EMERGENTES
            Este periodo que nos ha tocado vivir se puede designar  como de incertidumbre en las cosas fundamentales  que afectan al ser humano, condición ésta que repercute directamente en la explosión y el volumen del caudal de conocimientos que se generan a diario.  La  inseguridad producto de la misma incertidumbre hace que la mente del onto  pensante y reflexivo sea cuestionada por la duda,  la perplejidad; conllevando esto a una crisis de los fundamentos del conocimiento científico, filosófico y en general del pensamiento.
            Como producto de tal ruptura ideológica, se hizo necesaria la gestación de los nuevos paradigmas, ya que el modelo vigente señala Capra, ha dominado nuestra cultura durante varios siglos, formando la sociedad occidental moderna e influyendo significativamente en el resto del mundo. Este modelo consiste, entre otras cosas, en la visión del universo como si fuese un sistema mecánico compuesto de bloques elementales; la visión del cuerpo humano como si fuese una máquina; la visión de la vida social como si tuviese  que ser forzosamente una lucha competitiva por la existencia; la creencia en el progreso material ilimitado que debe alcanzarse mediante el crecimiento económico y tecnológico y la creencia del sometimiento hombre-mujer como consecuencia de una ley básica de la naturaleza. No obstante, todas estas suposiciones han sido severamente juzgadas y descalificadas; razón por la cual los investigadores que abordan el campo de las ciencias sociales se han visto en la necesidad de efectuar una revisión radical que se ajuste a los nuevos preceptos.
            Hoy el mundo se caracteriza por la globalización en el que los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son recíprocamente interdependientes, lo que conlleva a una necesaria perspectiva más amplia  (holística y ecológica) que nos aporte una nueva visión de la realidad, no tan reduccionista sino un paradigma, es decir, una transformación fundamental de nuestro modo de pensar, percibir y valorar.
            Sin embargo, la sociedad del siglo XXI avanza cada día con la premura del desarrollo intelectual y científico; desarrollo que no solo traerá cambios significativos en los modos de vida y pensamiento, sino también porque el conocimiento y la información van adquiriendo el rango de propulsor de todo  tipo de progreso. Este neo  progreso influye en el prisma científico tradicional ya que éste imperaba desde el siglo XVIII con el Iluminismo.
            Partiendo de la influencia del Iluminismo se consideró la ciencia como un   conjunto de conocimientos racionales, ciertos o probables que se obtienen mediante el empleo del método científico es decir, ésta se basa en el conocimiento científico, el cual no es más que un rasgo característico de la ciencia pura como de la aplicada. Una de las figuras claves en el proceso de construcción de un saber racional en la ciencia fue René Descartes; a quien se le atribuye la fundación de la filosofía moderna, la cual es  el conocimiento, la existencia y el desarrollo del paradigma mecanicista.
            Descarte estableció los fundamentos metodológicos y epistemológicos de la ciencia, explicando que la naturaleza (incluyendo la vida vegetativa y psíquica) funciona de acuerdo con las leyes mecánicas que no poseen finalidad alguna; así como también consideraba que la ciencia solo se ocuparía de los objetos sobre los cuales somos capaces de adquirir conocimientos ciertos e individuales. Acotaba que el método de razonamiento analítico tiene más importancia que la experiencia sensorial y la representación mental,  considerando al conocimiento de la realidad como proveniente de la razón, siendo así el alma y el cuerpo sustancias distintas netamente.
            El génesis de la ciencia como institución  parte de la revolución científica técnica, teniendo como características la individualidad y la exclusividad, constituyéndose con el paso del tiempo, el mecanismo por medio del cual las sociedades se preparaban para la producción de masas. Para muchos la  llamada comunidad científica, se convirtió en el principal factor desencadenante de los descubrimientos e inventos en todas las disciplinas a través de la investigación organizada; concentrada mayormente en las universidades y sus centros de investigación especializada.
Unos de los pertenecientes a la denominada comunidad científica era Thomas Kuhn (1996:42) considerado filósofo e historiador de la ciencia. Nace en 1923 en los Estados Unidos, obteniendo los grados de Magíster y PHD en física en los años 1946 y 1949 respectivamente en la Universidad de Harvard; institución en la cual se desempeñó como profesor en física teórica hasta el año 1956, cuando sus inquietudes investigativas e intelectuales lo conducen hacia la historia y filosofía de la ciencia, disciplinas que posteriormente enseña tanto en su Alma Mater como en las Universidades de Berkeley, Princeton y Massachusetts hasta el año 1991,  en el que fue jubilado; muere en 1996 a la edad de 73 años.
            Para  Kuhn (1996:57), la ciencia no es lineal sino cíclica y cambiante, ajustada a procesos económicos, técnicos, políticos, religiosos, militares y de avance del conocimiento. Dichos ciclos son transformaciones teóricas sobre la concepción de la realidad a partir de leyes científicas y proposiciones creativas, innovadoras, particulares y diferentes, a esto Kuhn (1996:57),  lo denomina paradigma científico. Los paradigmas científicos han constituido a lo largo de la historia, la fuente fundamental explicativa por parte de la ciencia de los fenómenos y hechos que surgen por el constante devenir de las transformaciones, cambios y contradicciones de la realidad humana. Los paradigmas en dicha dinámica social, son pasajeros, pero no olvidados; a medida que explican fenómenos que no han sido estudiados o tratados vagamente y otros que refieren explicaciones diferentes, pero que no tiene una visión radicalmente distinta. Este continuo paradigmático, hace que la ciencia sea dinámica, encontrándose hoy nuevas interpretaciones para lo que antes se criticaba; a partir de la base de sus deficiencias y diferencias se originan nuevos paradigmas contextualizados socialmente al entorno donde ocurra dicha comparación y diseño.
Con la aparición de la obra “La Estructura de las Revoluciones Científicas” de Thomas Kuhn (1996:57), se introduce al debate el término paradigma, presentándose desde su misma aparición una gran polisemia de acepciones y aplicaciones. No obstante, su autor intenta delimitar y clarificar su sentido o significado en una ampliación del referido texto editado en 1978, llamado “Segundos pensamientos sobre paradigmas”.
Si bien es cierto que, con la aparición de “La Estructura de las Revoluciones Científicas”,  el término paradigma toma una dimensión universal en el debate teórico- metodológico de la ciencia; el mismo, era ya utilizado por Platón para designar un instrumento de mediación entre la realidad y su ideación. Ferrater Mora (1999) expresa que no es un simple modelo, una copia, un patrón o muestra de algo que es real sino mucho más que eso, es un modelo ejemplar, perfecto y digno de ser seguido e imitado.
            Además de esta connotación filosófica platónica, el término paradigma fue utilizado por primera vez en “Teoría de la Ciencia” por Ch. Lichtenberg (1742-1799); luego, en el  siglo XIX en el ámbito de la investigación sociológica, Robert Merton y Talcon Parson lo apuntalan en sus teorías referidas a la acción social y los principios organizativos que subyacen en las  estructuras sociales; finalmente en el siglo XX,  Wittgenstein lo utilizará en sus Investigaciones Filosóficas.
T. Kuhn (1996:57), concibe su obra a partir de su pasantía en el Centro para el Estudio avanzado de la Ciencia de la Conducta de la Universidad de Harvard,  donde comparte con una comunidad de científicos en la que observa que estos, aun siendo de la misma disciplina, se inclinaban por el debate, la discusión y la reflexión de los esquemas teóricos y metodológicos de sus áreas de conocimiento; aspectos que según el investigador, contrastaban con el pensamiento de los físicos quienes no mostraban desacuerdos sobre la naturaleza de problemas y métodos científicos aceptados. Ante esta observación, introduce el término paradigma para designar  “una compleja red de concepciones y supuestos compartidos por una comunidad científica”, lo que le convierte en una categoría de impacto determinante en el área de la ciencia.
En relación al extraordinario debate generado por la comunidad científica en torno a los cambios paradigmáticos, son esclarecedores los planteamientos del propio Kuhn pues su concepción de revolución paradigmática no implica una ruptura total con el paradigma precedente, sino por el contrario lo continua en otra dirección. Los paradigmas se producen al interior de las comunidades científicas y se imponen sobre otros debido a su fuerza de convicción, hasta que se produce una revolución  entendida como la modificación del paradigma o los paradigmas utilizados en ese momento. Esta situación implica una nueva definición más rígida del campo, afectándo directamente, la estructura del grupo que práctica en esa comunidad científica, como por ejemplo aquellos que no deseen o no sean capaces de ajustar su trabajo al nuevo paradigma quienes finalmente terminan aislándose o uniéndose a otros grupos.
Una teoría, para ser aceptada como paradigma, debe parecer mejor que sus competidoras, aunque no necesita explicar todos los hechos que se puedan confrontar con ella. De los planteamientos de Kuhn se ha inferido que para el abordaje de un mismo problema puede haber dos o mas teorías correctas, es decir, tal como lo señala Mires (1996:156)  “el valor de una buena teoría no reside solo en su supuestos de verdad, sino también en la posibilidad de ser fuente de inspiración para otras teorías”
En lo sucesivo, se ha suscitado en el ámbito de las ciencias sociales un extraordinario interés polémico sobre la acepción y aplicación del término paradigma, que durante los últimos años ha provocado la proliferación  de discursos científicos sustentados en una incuestionable pluralidad de posiciones epistemológicas y perspectivas de investigación. Por ello, como lo señala  Paz Sandin (2003:78) desde Kuhn  se acepta un evidente relativismo en los criterios de demarcación entre la ciencia y la no ciencia. Frente al aserto racionalista de que existen criterios lógicos, universales y ahistóricos para valorar la cientificidad de las teorías, surge cada vez con más fuerza, la convicción de que el único criterio posible es la aprobación consensuada de la comunidad de científicos.
Paz Sandin (2003:79) destaca la suposición de una revolución en la concepción de la ciencia a partir de la noción de paradigma, en el que se incorpora el criterio de relativismo. Considera que  desde Kuhn surge una epistemología relativista, la cual promulga un conocimiento científico relativo, histórico, socialmente construido y políticamente determinado.
La ciencia se proyecta como un tipo de actividad profesional organizada, poseedora de ciertos modelos de control de los resultados que dependen de factores lógicos o intelectuales, históricos y sociales. Al interior de la misma, el paradigma es todo aquello que los miembros de una comunidad de científicos comparten: las creencias, valores, técnicas y la solución de problemas tipo.
            Partiendo de los postulados de Kuhn, se sustituyen los modelos de explicación lógicos por los socio históricos, abandonándose la idea de la verdad como correspondencia y reflejo de una realidad estable y mecánica  superándose simultáneamente la visión lineal y acumulativa del progreso del conocimiento científico. En base al análisis histórico de la ciencia, éste autor representa una de las líneas más sólidas de crítica a los postulados  positivistas.
            La asimilación del término paradigma no ha sido homogénea en las ciencias sociales, adversamente ha sido atribuida a tipos de prácticas de investigación, esquemas teóricos, estructuras organizativas de supuestos, contextos de conocimientos científicos, posiciones teóricas, posiciones epistemológicas, modelos de acción, entre otras formas, que serían equivalentes. Morin (2004:36) en Epistemología de la Complejidad, da una definición diferente de Kuhn acerca del paradigma, lo considera como “un tipo de relación lógica (inclusión, conjunción, disyunción, exclusión) entre un cierto número de nociones o categorías maestras. Un paradigma privilegia ciertas relaciones lógicas en detrimento de otras, así “El paradigma es una manera de controlar la lógica y, a su vez,  la semántica” Lanz, (1999:154). Como  se observa,  Morin considera que los problemas básicos de la organización de los sistemas de ideas no sólo pertenecen al ámbito de la lógica sino también al de la paradigmología.
“Ello significa que los sistemas de ideas obedecen a determinados principios elementales: principios de asociación y exclusión que los controlan y dominan. Así podríamos señalar que la separación entre sujeto y objeto y entre ciencia y filosofía constituye el gran paradigma occidental, formulado clásicamente por Descartes. Este paradigma domina no solo la ciencia sino también la filosofía. Así pues éste paradigma domina tipos diferentes o antagónicos de pensamiento; y los domina a ambos”

Morin, reconoce que fue Kuhn quien subrayó el significado decisivo de los paradigmas, aunque no lo haya definido en forma precisa.  Afirma  que “emplea en el sentido de principio fundamental”, a la manera anglosajona. En cambio, Morin le da el significado que se halla entre su sentido literal y el uso Kuhneano, digamos en el medio. Fischer, (1997:104) lo entiende como un principio fundamental que se define por la forma específica de relación que se establece  entre unos pocos conceptos centrales, siendo este tipo de relación el que domina, no obstante, la totalidad de estos discursos e incluso su lógica.
También Morin nos recuerda que el mundo del paradigma requiere un análisis muy especial, ya que se debe siempre colocar a los paradigmas en el contexto total de las condiciones socioculturales y ubicarlos en el núcleo de las ideas que una cultura tiene en si misma. El paradigma que produce una cultura es, al mismo tiempo, el paradigma que esa cultura reproduce. Los principios de la separación, diferenciación, conexión y oposición que prevalecen actualmente en la ciencia dominan no solo las teorías sino que a la vez regulan las organizaciones técnicas y burocráticas de la sociedad.
 Dentro de este planteamiento se considera que existe una relación de largo alcance entre el modo en que organizamos nuestro conocimiento y el modo en que la sociedad se organiza, así el problema de los paradigmas hace referencia a lo que no es fácilmente visible ya que está profundamente arraigado en todos los estadios humanos.
El  Paradigma y sus Dimensiones
La necesidad de reducir la extraordinaria heterogeneidad del término paradigma, llevó a la científica social Margaret Masterman a evidenciar que en la obra de Kuhn, el término paradigma es utilizado en por lo menos veintiún significados diferentes, los cuales a partir de su análisis y registro la llevan a concluir que existen tres tipos de paradigmas el metafísico, el sociológico y el de constructo.
Contemporáneamente existen otros paradigmas que se plantean en la sociedad científica como alternativas de investigación, cuya creciente aceptación ha sido justificada en consideración a los descubrimientos dentro de la misma física, con los principios que aunados a los descubrimientos en la mecánica cuántica abogan por el estudio de entes inobservables.
Tal es el caso del principio de incertidumbre o indeterminación que introduce Heisenberg, cuyo logro fue expresar las limitaciones de los conceptos de partícula, onda, posición, velocidad, entre otros; en una fórmula matemática exacta.  Afirma que dicha incertidumbre en el científico es producto del forzamiento de una de las muchas potencialidades existentes en el objeto de estudio; admitiendo que la transición de lo posible a lo real sucede durante el acto de la observación física, que tiene lugar al entrar en juego la interacción del objeto con los instrumentos de medición y por ende con el resto del mundo. Es el investigador que con su método de interrogación e instrumental de medición fuerza a la naturaleza a revelar una posibilidad de tantas.
 El principio de exclusión de Pauli hace referencia a que las propiedades exhibidas por un átomo en cuanto a un todo se gobiernan por leyes distintas a aquellas que rigen a sus partes separadas; siendo el todo entendido y explicado por conceptos de niveles superiores de organización. La naturaleza es un todo polisistémico que se revela al ser reducida a sus elementos, porque pierde las cualidades emergentes del todo y la acción de éstas sobre cada una de las partes.
Finalmente el principio de complementariedad de Niels Bohr, subraya que la luz se comporta como una onda en determinadas condiciones de observación y como una partícula en otras, por lo cual se llega a conclusiones conceptualmente incompatibles, pero que basadas en una epistemología más rigurosas se vuelven complementarias. Todo esto lleva a creer que distintas situaciones de observación son complementarias entre sí, lo cual significa que aunque parezca que se excluyen mutuamente se perciben como compatibles, conciliables y complementarias, al analizar con más profundidad la actividad epistémica del sujeto. Este principio fundamenta la base del paradigma emergente tratando de integrar de manera lógica y coherente las percepciones de varios observadores con sus enfoques, métodos y filosofías ofreciendo un valioso aporte gracias a la riqueza interpretativa y complementaria de la realidad, a través de una visión interdisciplinaria.
Martinez, (1997:157) señala que el paradigma emergente como paradigma universal, es un metasistema de referencia cuyo objetivo es guiar la interpretación de las interpretaciones y la explicación de las explicaciones; basándose en amplios postulados o principios básicos de apoyo, que evalúan la solidez de las reglas seguidas por nuestro propio pensamiento.
Postulados de Paradigmas Emergentes
            Los principios de inteligibilidad del paradigma emergente se agrupan en cinco postulados fundamentales: la tendencia universal al orden en los sistemas abiertos y la ontología sistémica; ambos de naturaleza o base más bien ontológica y el conocimiento personal, la metacomunicación del lenguaje total y el principio de complementariedad, de naturaleza epistemológica. Cada uno de estos principios tiene, de por sí, la capacidad suficiente para exigir el cambio y superación del paradigma clásico.
Tendencia al orden en los sistemas abiertos
La ciencia descansa en el orden de los sistemas abiertos como respuesta a la causalidad y simplicidad de la ciencia tradicional. Esto hace que los conocimientos científicos deben entenderse bajo una totalidad integral unida y no disgregada que interactúa constantemente con la realidad que los produce, los determina y los impulsa.
            Ésta es la tesis fundamental de Ilya Prigogine (1986, 1988), cuya teoría desmiente la tesis de la ciencia tradicional, para la cual la emergencia de lo nuevo era una pura ilusión, considerando a  la vida en el Universo como un fenómeno fruto del azar, raro e inútil, como una anomalía accidental en una lucha quijotesca contra el absoluto dictamen de la segunda ley de la termodinámica y de la entropía, que terminaría inexorablemente en la muerte térmica como perspectiva final. Prigogine invierte completamente este modo de ver las cosas.
Ontología sistémica
La nueva ciencia debe descansar en una ontología sistémica donde el hombre sea el centro del saber bajo parámetros de totalidad e
interrelación de los fenómenos que explica. El viejo fundamento aditivo de la ciencia a partir de la base matemática, debe ser superado por
una visión interdisciplinaria integral donde el método hermenéutico sea la guía para la personalidad científica del hombre que investiga.

Conocimiento personal
El paradigma emergente concibe el conocimiento personal no como una imagen simplista positivista de los procesos cognitivos básicos que
requiere el hombre para explicar su realidad, sino como una nueva visión que incita al entendimiento dialéctico entre el objeto y el sujeto y
fundamentalmente del contexto socio-histórico que rodea las interpretaciones teóricas subjetivas del sujeto que investiga.
 Meta-comunicación del lenguaje total
Desde los anteriores principios ontológicos, la meta comunicación y la auto referencia, hacen que el espíritu critico reflexivo del hombre
sean transmitidos a través de procesos de comunicación sociales e institucionales capaces de difundir su esfuerzo para el cuestionamiento y el
análisis constante de los fenómenos que estudia.
 Principio de complementariedad
La ciencia en su nueva interpretación, debe estructurarse bajo el principio de complementariedad del conocimiento, la vieja visión
particular debe sustituirse bajo una visión sistémica interdisciplinaria, es decir, del esquema hipotético deductivo a un esquema sistémico
integral.


CONCLUSIÓN
            Es importante para futuros proyectos y tesis de grado que se conozcan, cada una de las teorías o paradigmas que sirven de sustento a una investigación, como también el método a emplear, que se seleccionará de acuerdo al problema u objetivos de investigación.
            En la actualidad se hace muy difícil clasificar la inmensa cantidad y variedad de modalidades investigativas, que en muchos casos no pasan de ser simples técnicas y métodos, ubicados dentro de determinada tipología. Detrás de cada uno de estos tipos de investigación se encuentra una concepción filosófica denominada Paradigma de Investigación que ofrece sustento y  respaldo teórico.
            Al realizar una investigación en concreto, se comienza con la determinación de un problema a investigar y surgen en la mente del investigador una serie de interrogantes que conducen a múltiples respuestas;  por ello, una vez planteado el problema a investigar es posible ahondar sin delimitaciones en su naturaleza y si ésta lo permite, ubicarlo más allá  de una teoría o  método de investigación, como es el caso de la interdisciplinariedad en la triangulación, o la complementariedad entre los tipos de investigación.




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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