lunes, 18 de octubre de 2010

LA EXCELENCIA

LA EXCELENCIA

            Platón en su libro “Diálogos”, advirtió que los objetos y las estructuras de nuestro mundo, pueden considerarse reflejos de nuestras ideas. Lo que hacemos en el mundo es consecuencia de lo que pensamos. Y cómo nos va en el mundo es resultado de lo que pensamos.
            Considerando el  poder de la idea en la vida de cualquier persona, y por tanto de toda organización, hasta un punto muy significativo, es el resultado de las ideas que operan en las mentes de esas personas. A veces algunos filósofos lo llaman “presuposiciones” a estas suposiciones de fondo que constituyen los rieles por la cual circulan nuestros trenes de pensamiento ya acción.
            La idea que a continuación se abordará, puede dominar nuestro pensamiento y dirigir todos los esfuerzos en una u otra dirección. Esta directamente relacionada con las cuestiones dela satisfacción personal y el espíritu corporativo, como es la idea de la excelencia.
            La palabra excelencia tiene un etimología muy simple, proviene de dos raíces latinas que, unidas, significan “levantarse por encima de “; la excelencia es un estado real de rendimiento superior que surge de un estado originario de potencialidad.
            Pero ésta explicación  es muy abstracta del concepto, lo simplificaré describiendo tres modelos de excelencia: el primer modelo de excelencia es una herencia del pensamiento occidental, de Grecia y Roma, llamada modelo occidental competitivo; en este modelo, la excelencia consiste en ganar un juego frente a un adversario, a fin de que haya un vencedor y tiene que haber un perdedor.
            La excelencia competitiva es un estado de levantarse por encima de la multitud y recibir los frutos de la victoria; este tipo de modelo tiende a alentar el pensamiento individualista y competitivo acerca de la excelencia.
            El segundo modelo se refiere al modelo de crecimiento comparativo oriental; sus raíces se hallan en distintas formas de sabiduría de oriente, desde el taoísmo al budismo, pasando por líneas de pensamiento de hinduismo, este modelo  se juzga a través no de la competencia, sino a través de la comparación de nuestro estado actual con nuestro estado previo, nuestro yo actual con nuestro  yo anterior. Existe una forma de comparación que, en su aplicación no es competitiva, interpersonal o interorganizativa, y es la que constituye el núcleo del modelo de excelencia de crecimiento comparativo.
            Este modelo se centra en el desarrollo y en lo que los filósofos denominan teleología, el movimiento intencionado en direcciona un telos (telos)  u objetivo (saber donde estamos y donde queremos ir).
                El tercer modelo de excelencia es llamado modelo de compañerismo cooperativo del medio oeste, es un modelo que se centra en aspectos que están más allá de las personas o los negocios concretos, y nos lleva hacia una nueva manera de relacionarnos, que nos mantiene al día de los últimos descubrimientos de la ciencia moderna.
            Este modelo se basa en la premisa de que una persona puede tener relaciones muy distintas con un compañero y con una empresa, estas relaciones tienen un amplio espectro y un interesante orden.
            La relación más negativa que existe entre individuos o instituciones es la relación combativa, la postura primaria en esta relación es de lucha. Las actitudes clave, las acciones y consecuencias de la relación son de fácil especificación; son las agresiones, la resistencia y el daño.
            Una alternativa en el espectro de posibles relaciones es la relación competitiva. La postura básica de esta forma de relacionarse es mediante el esfuerzo. Aquí no hay combate, pero hay competición, puede que haya incluso un poco de forcejeo, pero las actitudes claves, las acciones y las consecuencias típicas de la competición pueden resumirse en rivalidad y motivaciones combinadas.
            Cuando  se habla de motivaciones combinadas se quiere decir que, cuando competimos con alguien, a veces miramos hacia nuestro objetivo a ya veces hacia nuestro rival, entonces resulta muy difícil decidir entre  emprender acciones que nos acerquen al objetivo o acciones que impidan que el rival nos gane o, al menos, que impidan que avance todo lo que había avanzado de no haberlo frenado con nuestro proceder.
            En el espectro, nos encontramos con la relación cooperativa; aquí la postura característica es el acuerdo. Las actitudes claves, las acciones y las consecuencias son la obediencia pasiva y la multiplicación de manos para hacer el trabajo.
            La relación de colaboración, cuya característica es el compañerismo. Las actitudes clave, las acciones y las consecuencias pueden resumirse en la frase “interacción sinérgica”. Lo que aquí ocurre es que colaboración no es lo mismo que cooperación (recordando que la cooperación es la multiplicación de manos para que se haga el trabajo),
            La colaboración está relacionada con los equipos y la transformación básica, esta relacionada con la comunidad, la creatividad, el aprendizaje, la construcción y la apertura de nuevos caminos.
            En el modelo colaborativo un ser humano individual, o una organización de individuos, contribuye a su propia excelencia mediante sus propias acciones, pero lo limites de su identidad no circunscriben los contornos de su potencial.
            A veces, la excelencia de un objeto puede  definirse en términos funcionales, y otras veces en términos estéticos. Pero la excelencia de una persona o de una organización no puede nunca articularse meramente a partir de categorías funcionales o estéticos. Hasta cierto punto, la excelencia personal depende siempre de la relación.
            Nuestra excelencia no consta solo de lo que podamos hacer nosotros solo, sino que conlleva siempre lo que hacemos con los demás y lo que somos para ellos. En realidad la esencia de la excelencia empresarial es de naturaleza colaborativa, y eso significa que la realidad del espíritu corporativo se halla en el núcleo de la excelencia empresarial.

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